Este 21 de marzo celebramos el Día Internacional de los Bosques. Este año, la ONU ha decidido enfocar este día en elODS 12: "Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles". Este enfoque evidencia la estratégica dimensión que adquieren los bosques en la respuesta al cambio climático a través de la bioeconomía como fuente principal de biomateriales carbono-neutrales.
Entre estos biomateriales de origen forestal, además de la madera y el bambú, destaca el corcho, producido en el Mediterráneo occidental y con diferentes aplicaciones como los tapones, aislamientos en la construcción, elementos de decoración, ropa, zapatos, entre otros. otros. El uso del corcho genera una compleja cadena de valor formada en buena medida por PYMES fuertemente arraigadas en el territorio y claves en la lucha contra la despoblación rural.
Según Eduardo Rojas, presidente de PEFC Internacional y presidente de la Asociación de Ingenieros de Montes, “El corcho es uno de los ejemplos más obvios de cadena de valor sostenible en todas sus dimensiones: ambiental, social y, además, de una dimensión cultural evidente.” Además, el corcho es un material que, gracias a sus propiedades, se convierte en un gran aislante y protector frente al fuego.
Durante el mes de mayo comienza la saca del corcho, período en el que, hasta finales de agosto, se trabaja la extracción de la corteza externa de los alcornoques, el corcho. Esta capa es la encargada de proteger el alcornoque ante el riesgo de incendios, ya que es un abrigo natural ignífugo que se quema superficialmente en caso de incendio, pero mantiene el árbol vivo. Por eso, la previa gestión de los bosques de alcornoques para reducir las probabilidades de que un fuego se inicie se convierte en algo fundamental.
Joan J. Puig, presidente de la Fundación Instituto Catalán del Corcho, destaca que “además de ser una barrera natural contra el fuego, los alcornocales son una joya natural que hay que preservar, puesto que cuentan con una gran biodiversidad, son sumidero de CO2, contribuyen al aprovechamiento forestal sostenible, son una barrera contra la desertificación y nos ofrecen un producto natural, sostenible y con unas propiedades únicas como el corcho.”
La reducción del riesgo de incendio gracias a la gestión del alcornoque se debe a los trabajos silvícolas de desbroce, tales selectivas y limpieza de caminos forestales.
Patricia Jové, doctora responsable del área de I+D de la Fundación Instituto Catalán del Corcho, destaca que “el alcornoque se considera una especie altamente resistente al fuego debido a las propiedades aislantes de su corteza y está demostrado que los efectos de un incendio observan como máximo en las capas más externas de 1-2 mm. Tras el incendio, se mantiene la capacidad de rebrote del tallo y la copa.”
A la hora de planificar la prevención, es importante tener en cuenta y trabajar sobre tres elementos clave: la sensibilización de la sociedad, la silvicultura y elorganización preventiva.
En primer lugar, es necesario concienciar a la sociedad de las diferentes actitudes que puedan provocar un foco de incendio, promoviendo lempatía hacia sectores afectados o mediante la formación de profesionales y portavoces.
Por otra parte, realizar tareas de selvicultura preventiva, es decir actividades de prevención que favorezcan el control y la extinción de un posible incendio, tales como. crear discontinuidades en la vegetación, cortafuegos adecuados a la altura del arbolado o incluso la realización de cremas controladas en invierno para disminuir el combustible en el bosque.
Por último, cabe destacar la estructura de trabajo organizada para luchar contra la aparición y el desarrollo de los incendios. El principal objetivo de la estructura preventiva es que los profesionales encargados realicen labores de vigilancia y detección de posibles focos, utilizando medios como casetas de vigilancia, helicópteros, sensores de radiación infrarroja, satélites geoestacionarios o personal móvil en vehículos o caminando; para que, una vez detectado, apague con carácter inmediato.