El pasado 7 de mayo se inició una nueva campaña para reducir la intensidad de una plaga y disminuir los daños sobre los corchos y encinas

El Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación aplica por segundo año consecutivo tratamientos fitosanitarios para minimizar la afectación en los bosques de encinas que origina la oruga peluda del corcho (Limantria dispar). El tratamiento que se realizó el pasado año en 2.000 hectáreas de 9 municipios de la Selva y el Maresme fue efectivo y hoy se ha iniciado una nueva campaña sobre unas 6.000 ha. Según las valoraciones hechas por los técnicos del Departamento (en colaboración con otras instituciones) para este año se prevén que las defoliaciones sean más importantes y afecten a más superficie.

Este insecto es el segundo defoliador más importante de las masas forestales en Cataluña después de la procesionaria del pino, causando importantes daños especialmente en el alcornoque (Querqus suber) y la encina (Q.ilex), con defoliaciones parciales o completas según la intensidad de la plaga. La protección de los corchos y encinas, además de conservarlos como especie mediterránea y autóctona, sirve también para preservar la biodiversidad que se desarrolla en estos hábitats. Así pues, este tratamiento busca la preservación de los bosques autóctonos de Cataluña y de la biodiversidad que generan.

 

Tratamientos para disminuir la intensidad de la plaga

El objetivo de los tratamientos no es erradicar la plaga sino disminuir la intensidad y extensión de su afectación y contribuir a ayudar al equilibrio natural de la misma, disminuyendo los importantes daños que se producen, principalmente sobre los corchos y encinas. Los tratamientos aéreos son el único método de control viable a escala forestal y permiten mejorar el estado fitosanitario del arbolado, defendiendo los valores ecológicos, paisajísticos, productivos y recreativos de los encinares y alcornocales.
El tratamiento también disminuye los perjuicios y problemas que esta plaga ocasiona sobre los ciudadanos que habitan o frecuentan bosques con elevadas afectaciones.

Además, los tratamientos contribuyen a evitar la debilidad o degradación de las masas ayudando a que no sean más propensas a desequilibrios posteriores producidos por otros insectos o de hongos.

Daños que impiden el aprovechamiento del corcho

Esta plaga provoca un importantísimo perjuicio económico al sector del corcho, que es estratégico para el mundo forestal catalán. Aunque generalmente los corchos afectados vuelven a brotar, las defoliaciones impiden que se haga la cáscara (que se hace cada 12-15 años) y estropean la producción entera ya que provocan todo el corcho a partir del año del ataque pierda su calidad.
El sector estima en más de dos millones de euros los perjuicios provocados por la oruga peluda en Cataluña en 2019 en toda la cadena del corcho (propietarios, trabajadores, industria,…) y en otras producciones forestales (afectaciones muy graves y mortalidad de plantaciones de pino radiata).

Por otra parte, las defoliaciones producen un debilitamiento de los árboles afectados que junto con otros factores (sequía, incremento de las oleadas de temperaturas extremas,…) les hacen mucho más sensibles a otras plagas y enfermedades. Cabe recordar que cuando los niveles de poblaciones de la oruga son muy elevados, las defoliaciones afectan a casi todas las especies y no sólo a encinas y corchos.

Las importantes defoliaciones también ocasionan una importante alarma social por las grandes extensiones de vegetación que quedan totalmente defoliadas, principalmente el tercer y cuarto año del comienzo del episodio.

Producto biológico y zonas de tratamiento

El producto fitosanitario que se utiliza es biológico (Bacillus thuringiensis subsp. kurstaki), compatible con la agricultura ecológica y no está clasificado como peligroso para el medio ambiente ni para los organismos acuáticos. 

En cuanto a los criterios para la selección de las zonas a tratar, una vez planificada la campaña, se priorizan las zonas teniendo en cuenta diferentes parámetros como el grado de afectación del año anterior, la reiteración de las afectaciones, la sensibilidad de las masas forestales, el uso social, el impacto paisajístico, las demandas públicas y la logística, entre otros. Antes de aplicar los tratamientos, se mantiene una estrecha información con las asociaciones de personas afectadas por sensibilidad química múltiple, así como apicultores y titulares de explotaciones ganaderas ecológicas y con los órganos gestores de los espacios naturales protegidos. También se informa a los ayuntamientos antes de empezar las aplicaciones. Hay que tener en cuenta las limitaciones de la normativa relativa a los tratamientos aéreos que los prohíbe a menos de 100 m de zonas habitadas.

Las actuaciones se realizan en un total de 14 municipios en la Selva (3.200 ha), el Vallès Oriental (1.600 ha) y el Maresme (1.200 ha) y se realizan siguiendo toda la normativa vigente en el momento en relación con las medidas para prevenir la expansión del SARS-CoV-2 y garantizando las medidas de seguridad.