Cada vez hay más vinos en el mercado que prescinden de la cápsula de aluminio, un elemento que originalmente se diseñó para proteger el tapón de corcho del moho, las bacterias o los posibles roedores que se podían encontrar en las bodegas pero que hoy en día tiene una función puramente estética y de marca. En este contexto, son muchos los que se preguntan si vale la pena mantener la tradición por encima del compromiso con la sostenibilidad.
Según escribe Sean P. Sullivan en la revista Wine Enthusiast y recoge el Washington Post en este artículo, “no tiene sentido predicar la importancia de la sostenibilidad por un lado y, por otro, poner un residuo innecesario sobre cada botella”. Y es que las cápsulas de aluminio tienen un coste económico añadido por las bodegas pero también por el planeta, pues aumentan la huella ambiental de la botella y la cantidad de residuos que genera, además de dificultar su reciclaje.
Además, el uso de estas cápsulas entra en conflicto con las exigencias de unos consumidores que cada día piden mayor sostenibilidad en los productos que compran. Así lo certifica el estudio de Nielsen “Beverage Alcohol Category Shopping Fundamentals” que recoge la revista Vinepair en este artículo: el 73% de los consumidores dicen estar dispuestos a pagar más por los envases sostenibles, una cifra que aumenta hasta el 83% entre los compradores más jóvenes (entre 21 y 44 años).
En un contexto de calentamiento global y de sequía que está afectando también a los productores vitivinícolas, ya existen iniciativas sostenibles que trabajan por la eliminación de las cápsulas de alumni para reducir el desperdicio. Es el caso de la compañía Berry Bros. & Rudd, que tal y como indica Sustainable Wine en este artículo ha lanzado una estrategia para alcanzar los objetivos de sostenibilidad 2030 que incluye vinos sin cápsulas y un plan para reciclar los tapones de corcho.
El corcho, un aliado
En este contexto donde se trabaja para conseguir estrategias de residuos 0, el tapón de corcho se convierte en un gran aliado de las bodegas, pues no sólo es 100% reciclable y biodegradable, sino que cuenta con una huella de carbono negativa que ayuda a reducir la huella ecológica de las botellas en las bodegas.
Además, con la tendencia a la eliminación de las cápsulas de aluminio y, por tanto, la exposición del tapón dentro de la botella, el corcho adquiere un nuevo protagonismo, pues puede convertirse en una potente herramienta de marketing que contribuya a desplegar la estrategia comunicativa de la bodega mediante el marcado del tapón.
En este sentido, desdeIniciativa Cork se impulsó en 2018 el concurso EnoDesign Experience para potenciar el tapón como elemento de comunicación a través del diseño gráfico, la personalización de los tapones o la generación de códigos.
FOTO: EnoDesign Experience, Mique (Estudio Mique)