En los últimos años, se ha vivido una tendencia global al alza a favor de la rehabilitación y las soluciones constructivas más sostenibles. En este contexto, un material 100% natural como el corcho se convierte en idóneo para contribuir a la construcción de edificios más ecológicos, sostenibles y energéticamente eficientes. De hecho, actualmente las soluciones constructivas con corcho ya son el segundo destino por orden de importancia dentro del sector corchero.
Es en este escenario que los tapones de corcho utilizados y triturados se convierten en un activo interesante, no sólo porque son un ejemplo de economía circular que permite ofrecer una segunda vida por medio del reciclaje a un producto natural y renovable que estaría destinado a ir a compostaje , sino porque ofrecen prestaciones muy apreciadas en el ámbito constructivo. Así por ejemplo, según recoge el artículo Cork as en building material, en review (Knapic, S. et al 2016) gracias a su estabilidad química, física y biológica, el corcho es un gran aislante térmico y acústico para paredes exteriores, ofreciendo unos resultados similares a los de las espumas de poliuretano, tan frecuentemente utilizadas. Además, ofrece otras prestaciones muy apreciadas por arquitectos, ingenieros o diseñadores que trabajan con edificios verdes como la resistencia al desgaste o la garantía de durabilidad.
Según encontramos en la Miniguía Nuevas Aplicaciones del Corcho coordinada por la Fundación Instituto Catalán del Corcho en el marco del proyecto GO Suber, los suelos, las juntas de expansión, los cuartos de aire y los revestimientos externos son los usos más comunes del corcho en edificios. En este campo, uno de los principales productos que se utilizan es el corcho aglomerado o los paneles de corcho aglomerado, que se elaboran por medio de un proceso de aglutinación de granulado de corcho a través de una acción específica de compresión, temperatura y agente aglutinante, creando distintos tipos de aglomerado.
Gracias al impacto medioambiental positivo del sector corchero, que cuenta con una huella de carbono negativa y retiene en consecuencia más dióxido de carbono del que emite, las soluciones constructivas que incorporan tapones de corcho triturados permiten almacenar CO2 durante un largo período de tiempo y su uso es, por tanto, un compromiso con una construcción sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
FOTO: Imagen cedida al ICSuro de una obra en una casa en Vilamaniscle (Alt Empordà)